_Te miro y eres como una calada de aire puro que entra en mí y no escapa. Se adentra en lo más profundo de mi ser. Te fundes y te mezclas en mi cuerpo, es como un juego en el que nos convertimos en sólo una persona, es una realidad aparte. No entiendo cómo dos seres pueden conectar tanto y encajar como las piezas de un puzzle. Es algo raro, pero me invade por dentro y no puedo dejar de pensarlo, creo que a veces me obsesiono, pero cuándo vives eso uno puede descansar tranquilo. No es amor, es pasión. No es pasión es amor. Es fantasía y no realidad. Es el mañana y el no viviré. Una conexión en vivo que no se va apagar en la vida.Es fuego._ Así le escribía la pequeña niña inocente a su compañero de amor. Creía en el tú y yo. Y eso en principio no estaba mal, pero dejó de sentir el hoy, el presente, y lo único que conseguía era meterse tanto en su mundo de fantasía que empezó a volar. Volaba por lo más alto con él. Ella y él viajaban viendo paisajes que soñaban un día fueran de ellos, hasta que llegó un día, el día que todos los de alrededor esperaban con gran pavor.
Vivir con los pies en la tierra no te exime de vivir un amor puro, loco y verdadero.
Aunque quizás de vez en cuando vivir eso, no está nada mal.